Nadie es culpable, de la sutileza de la vida al separar almas, unidas antes de nacer.
Nadie es culpable, que las casualidades les unan el camino, pero no el destino.
Nadie es culpable...
Se vive y se disfruta cada instante, en lugares diferentes, con corazones al unísono, dos palpitaciones que sustentan dos vidas, a un solo latido. ¿Te has preguntado? ¿Te han cuestionado? ¡NADA!
Las huellas que deja el paso de la vida, como huellas dactilares indelebles, únicas e identificables, reemplazable, pero no dignas de ser empujadas al olvido; a eso me refiero, puedes vivir cada momento, que cada momento quede marcado en tu memoria, pero es tu decisión, seguir recordándolo o vivir nuevos momentos.
No estamos obligados, a recordar una violación, un robo, un trauma de la infancia, ¡NO!, pero tenemos la capacidad de hacerlo, y es toda la prisión a la que estamos condenados, la libertad, aunque parezca difícil, está en nuestra manos; nuestra libertad de elegir, nos hace libre, la incapacidad de hacerlo prisioneros.
Pasa con todo, los recuerdos, las acciones, los momentos, las oportunidades, la vida, nos ha limitado con la capacidad de razonar, de elegir, de creer y pensar; y esa es nuestra cárcel, esa, nuestra condena.
Las huellas que deja el paso de la vida, como huellas dactilares indelebles, únicas e identificables, reemplazable, pero no dignas de ser empujadas al olvido; a eso me refiero, puedes vivir cada momento, que cada momento quede marcado en tu memoria, pero es tu decisión, seguir recordándolo o vivir nuevos momentos.
No estamos obligados, a recordar una violación, un robo, un trauma de la infancia, ¡NO!, pero tenemos la capacidad de hacerlo, y es toda la prisión a la que estamos condenados, la libertad, aunque parezca difícil, está en nuestra manos; nuestra libertad de elegir, nos hace libre, la incapacidad de hacerlo prisioneros.
Pasa con todo, los recuerdos, las acciones, los momentos, las oportunidades, la vida, nos ha limitado con la capacidad de razonar, de elegir, de creer y pensar; y esa es nuestra cárcel, esa, nuestra condena.